Más allá de los tulipanes: Las 5 joyas ocultas de Friesland
¿Cansada de ver las mismas fotos de Ámsterdam en Instagram? Imagina un lugar donde los canales no están abarrotados de turistas y donde cada esquina parece sacada de un cuento de hadas. Bienvenid@ a Friesland, uno de los secretos mejor guardado de los Países Bajos.
En este rincón mágico de Holanda, te llevaré a descubrir cinco pueblos tan encantadores que te harán cuestionar por qué alguna vez quisiste hacer fila para ver esos famosos molinos.
Desde cafés escondidos donde el tiempo parece detenerse, hasta mercados locales que son un festín para los sentidos, Friesland es el antídoto perfecto para la rutina y el turismo de masas.
¿Lista para ser la enviada de tus amigas a un destino que todavía no ha sido conquistado por las influencers?
1. Hindeloopen: El paraíso de los patinadores sobre hielo
Este pequeño pueblo a orillas del IJsselmeer es famoso por sus casas pintorescas y su patinaje sobre hielo en invierno. Parece sacado de un cuento de hadas, con sus casitas de madera, y canales encantadores, no te dejes engañar por su apariencia apacible. Este lugar tiene un lado atrevido: ¡la historia marítima!
Aquí encontrarás el Museo Hindeloopen, que te sumerge en la rica historia de los navegantes y comerciantes del pueblo.
Tip gastronómico: No te vayas sin probar el arenque local, te hará sentir como un verdadero frisón comiendo pescado crudo. Si te atreves, claro.
2. Sloten: La perfección en miniatura
Si te gustan las cosas pequeñas y perfectamente formadas, Sloten es tu lugar. Con solo 700 habitantes, es uno de los pueblos más pequeños de los Países Bajos, pero lo compensa con creces en encanto y carácter. Imagínate un pueblo medieval intacto, con murallas, molinos de viento y canales cristalinos. Cada rincón de Sloten parece estar esperando para ser fotografiado.
¿Te gusta la cerveza? Entonces, la cervecería local, Stadsbrouwerij Hettinga, te invitará a una experiencia cervecera que es tanto educativa como deliciosa.
Tip aventurero: La mejor manera de recorrer los alrededores es alquilando una bicicleta. La campiña frisona es como un paisaje sacado de una postal, y no hay mejor manera de disfrutarlo que sobre dos ruedas.
3. Stavoren: El puerto de los sueños
¿Quieren sentirse como las protagonistas de tu propia novela romántica? Stavoren, con su encantador puerto y su leyenda de la Dama de Stavoren, es el escenario perfecto. Paseen por el malecón al atardecer y dejen volar su imaginación. ¿Quién sabe? Quizás encuentren a su propio capitán de barco esperando en el muelle.
4. Dokkum: La ciudad de los espejismos
A primera vista, parece un pueblo tranquilo con hermosos canales y fachadas antiguas, pero profundiza un poco más y descubrirás una vibrante historia y cultura que te dejarán fascinado. Aquí es donde San Bonifacio fue martirizado en el año 754, y hoy puedes visitar la capilla y el pozo dedicados a él.
Pero Dokkum no es solo historia antigua. Su mercado semanal es una fiesta para los sentidos, con productos locales, quesos que te harán cuestionar tu dieta y flores que parecen salidas de un cuadro de Van Gogh. Además, el espíritu emprendedor del lugar se refleja en sus boutiques y cafés modernos que te harán sentir como en casa.
5. Franeker: Ciencia y encanto en cada esquina
Este pequeño pueblo es famoso por su academia, una de las universidades más antiguas de Europa, y el Planetario de Eise Eisinga, el planetario en funcionamiento más antiguo del mundo.
Pasea por sus calles adoquinadas, admira las casas históricas y siente la atmósfera académica que todavía flota en el aire. Franeker tiene una energía especial, una mezcla de sabiduría antigua y vibraciones modernas que te harán querer quedarte más tiempo del planeado.
Tip cultural: No te pierdas el Museo Martena Franeke, una mansión del siglo XVI que te ofrece una visión fascinante de la historia y el arte local. Además, el jardín es el lugar perfecto para un picnic improvisado.
Cada pueblito tiene su propio encanto y carácter, prometen aventuras, sabores y experiencias que te harán olvidar la rutina.